Juan Serebrinsky G.
Bar Mitzvá

Hola. Me llamo Juan Serebrinsky Garber. Mis papás se llaman Ariel y Verónica. Tengo tres hermanos: Eva (22), Jaime (16) y Kineret (6).
Estudio en el Instituto Hebreo, en 8º “C”.
Los sábados voy a Tzeirei Amí.
Mis hobbies son escuchar música, jugar tenis y jugar pinpón.
Estoy muy contento de realizar mi Bar Mitzvá porque me estoy comprometiendo frente a mi pueblo a asumir nuevas responsabilidades como judío.

Bemidbar

El libro de Bamidbar (En el desierto) se inicia con la orden de Hashem de que Moshé tome un censo de todos los hombres mayores de veinte años, con edad suficiente para el servicio. El censo revela una suma de apenas por encima de 600.000 hombres. Los leviim se cuentan después, por separado, pues su servicio es especial. Ellos serán los responsables de transportar el Mishkán y sus accesorios, y de armarlos cuando la nación acampe. Las tribus de Israel, cada una con su bandera, se disponen alrededor del Mishkán en cuatro secciones: al este, al sur, al oeste, y al norte. Como se separa a Levi, la tribu de Yosef se divide en Efraim y Menashe, para que haya cuatro grupos de tres tribus cada uno.
Cuando la nación viaja, marchan en una formación parecida al modo en que acampan. Se establece un intercambio formal entre los primogénitos y los leviim, por el cual los leviim adoptan el rol que habrían cumplido los primogénitos en el Mishkán, antes del pecado del becerro de oro. El intercambio se realiza empleando todos los 22.000 leviim contados, a partir de un mes de edad en adelante, si bien únicamente los leviim de edades entre 30 y 50 años habrán de servir en el Mishkán. El resto de los primogénitos son redimidos con plata, en una forma parecida a como se los redime hoy en día.
Los hijos de Levi se dividen en tres familias principales: Gershon, Kehat y Merari (además de los kohanim, la división especial de la familia de Kehat). Los hijos de Kehat debían transportar la Menorá, la Mesa, el Altar y el Arca Sagrada. A causa de su suprema santidad, el Arca y el Altar los cubren solamente Aarón y sus hijos, antes de que los leviim los preparen para la travesía.
Vemos en esta Parashá que el pueblo puso al Mishkán en el centro y ellos marchaban alrededor de él. Esto nos enseña que así como el Mishkán, que representa a D’s y a la Torá estaba visualmente en el centro, nuestras vidas deben tener estos dos conceptos como los ejes de nuestra existencia.
Generalmente solemos poner al centro de nuestra vida cosas que nos son importantes, como las cosas materiales. Cuando en realidad lo realmente importante es la espiritualidad y los valores que deben guiar nuestro camino.

Shabat Shalom
Juan Serebrinsky G.

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