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Tazría - Metzorá
La Torá ordena que las mujeres ofrezcan un korbán
tras el nacimiento de un niño. Los hijos varones deben circuncidarse al
octavo día de vida. La Torá introduce el fenómeno de tzaraat
(usualmente mal traducido como "lepra"), enfermedad que ataca a
las personas, las vestimentas y las casas. A fin de determinar si una
mancha en particular es o no es tzaraat, se debe consultar al Cohén. El
Cohén aísla a la persona durante una semana. Si la enfermedad no sufre
cambios, el confinamiento continúa una semana más, luego de la cual el
Cohén debía dar un diagnóstico. La persona acerca de la cual queda
confirmado que sufre de tzaraat lleva ropa desgarrada, no se corta el
pelo, y debe alertar a los demás que tiene una impureza ritual. Le está
prohibido mantener contacto normal con las demás personas. Luego se
describe en detalle el fenómeno de tzaraat en las vestiduras.
La Torá describe el procedimiento para un Metzorá (persona afligida por
tzaraat) luego de concluir con su período de aislamiento. Este proceso se
extiende por una semana e involucra korbanot e inmersiones en la mikve.
Luego el Cohén debe declarar al Metzorá puro. Un Metzorá de escasos
recursos puede sustituir las ofrendas de animales, que son caras, por
otras que son mas económicas. Antes de que el Cohén diagnostique que una
casa tiene tzaraat, los artículos de la casa se retiran para evitar que
ellas también sean declaradas ritualmente impuras. El tzaraat se elimina
demoliendo y reconstruyendo esa sección de la casa; si vuelve a aparecer,
la edificación entera debe ser arrasada. La Torá detalla las secreciones
corporales que hacen a una persona ritualmente impura, provocando que no
pueda entrar en contacto con artículos sagrados, y de qué modo uno
recupera un estado de pureza ritual.
Esta Parashá nos habla acerca de la circuncisión de todo hijo varón a
los ocho días de haber nacido. En la Torá encontramos tres pactos entre
D’s e Israel: Los Tefilín, el Shabat y el Brit Milá. La palabra Brit
en hebreo significa pacto, y la Mitzvá del Brit Milá representa quizás
el pacto más fielmente guardado por todo el pueblo judío a lo largo de
la historia.
Un pacto tiene por función unificar dos lados, que hasta ese momento
estaban alejados, a través de un elemento simbólico que haga de
intermediario.
Esto nos enseña la importancia que tienen los pactos dentro de nuestro
pueblo como factor de unión con D’s. Al hacer el Bar Mitzvá,
incorporaré a mi vida también el pacto de Tefilín, el que nos recuerda
todos los días la misión de hacer Tikún Olam, es decir mejorar al mundo
con las enseñanzas de D’s.
Shavúa Tov.
Maximiliano Libedinsky M. |