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Vaikrá
Con esta Parashá comienza el tercer libro de la
Torá. El tema central de este libro es el de los sacrificios y las
obligaciones de los Cohanim y Leviim.
Los sacrificios se clasifican de la siguiente manera:
1) Olá (Holo-causto): Ofrenda enteramente consumida por el fuego en el
altar.
2) Minjá (Lealtad – obsequio): A diferencia de los otros sacrificios,
que consisten en animales, esta era una ofrenda de harina usualmente
llevada por un hombre de medios modestos.
3) Shelamim (Ofrenda de paz): Un medio de expresar agradecimiento a D’s
en ocasiones de regocijo. También incluye el Korván Todá (de acción de
gracias), el que será analizado en la Parashá Tzav.
4) Jatat (Ofrenda por el pecado): Una expiación por ciertos pecados
cometidos sin intención por un individuo, incluso el Cohén Gadol (Sumo
Sacerdote), el Rey y el Sanedrín (Suprema Corte) en su totalidad.
Comprende también las prohibiciones punibles con Karet cuando son
transgredidas intencionalmente, por ejemplo comer Jametz en Pésaj o
realizar una Melejá (trabajo productivo) en Shabat.
4ª) Korván olé veiored: Un tipo especial de ofrenda por pecado que
varía de acuerdo con la riqueza del pecador. Es requerido para las
siguientes transgresiones: a) Jurar en falso que uno no ha visto ni oído
evidencia necesaria para un testimonio. b) Entrar en el Beit Hamikdash o
comer Kodashim mientras se está en estado de Tumá (impureza) c) Dejar
sin cumplir una promesa.
El pecador primero debía confesar su culpa y luego estaba obligado a
llevar este sacrificio.
5) Asham (Ofrenda por una culpa): Ofrecida como parte de la penitencia
requerida por ciertos actos impropios, tales como: a) Uso no intencional
de propiedad apartada para D’s (Kodashim); b) Retención de propiedad
ajena por un falso juramento.
En cada caso, el pecador, luego de confesar su culpa, debía restaurar
primero la propiedad más un adicional de un quinto de su valor, al
verdadero dueño, antes de que pudiera ofrecer el sacrificio y recibir el
perdón divino por su pecado.
Al leer esta Parashá siento que por un lado los sacrificios no deberían
existir, ya que animales inocentes deben morir por nuestras
transgresiones. No me parece correcto que un judío debe matar a un ser
vivo para pedir el perdón de D’s.
Pero por otro lado, debemos entender que los sacrificios justamente
enseñaban que no hay que cometer pecados para no tener que llevar un
sacrificio al Templo. Además, recordemos que el animal se llevaba como
sustituto del propio trasgresor, quien era el que en realidad debía
sufrir el castigo.
En nuestros tiempos afortunadamente ya no se hacen sacrificios de
animales, pero eso no significa que no existan los pecados.
A través de los antiguos sacrificios se ganaba el perdón de D’s. En
cambio ahora, ese mismo resultado lo obtenemos a través del rezo en las
Sinagogas. Este encuentro de los judíos en el Beit Hakneset, también nos
ayuda a estar más unidos.
Shabat Shalom.
Tamara Gejman Geni. |