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Tzav
A los Cohanim se les ordenó recoger las cenizas de
los holocaustos todas las mañanas. También debían mantener encendido el
fuego del Altar permanentemente. Aarón, el primer Sumo Sacerdote,
recibió instrucciones de llevar ofendas de comida por la mañana y cuando
anochecía.
También fueron promulgadas otras leyes que especificaban otros deberes de
los Sacerdotes como así también las porciones de las ofrendas que
debían recibir. Podrían comer de las ofrendas de comida, de pecado y de
infracción, si estaban ritualmente puros, y sólo dentro del atrio del
Santuario.
Aarón y sus hijos fueron instalados en sus cargos por Moshé,
vistiéndolos con sus ropajes especiales. También ungió el Tabernáculo
y sus elementos. Luego vertió el aceite de unción sobre la cabeza de
Aarón, santificándolo. Finalmente, los demás Cohanim fueron vestidos
también con sus ropas especiales. Moshé llevó luego una ofrenda de
pecado y un holocausto. Estos ritos fueron repetidos durante siete días.
La Torá ordena que la primera tarea de la mañana sea que un Cohén tome
un poco de las cenizas del altar y las coloque a un lado.
El Rav Shimshón Rafael Hirsch dice que una de las razones para esta orden
es que la Torá quiere que el Cohén comience la labor del día juntando
los residuos de cenizas del día anterior, simbolizando así la
continuidad del pueblo judío: “Hoy” comienzo con lo que mis
antepasados me dejaron “ayer”.
Esto nos enseña a que siempre debemos tener presente en nuestras vidas
las tradiciones de nuestro pueblo, para poder garantizar la continuidad.
Shabat Shalom
Yair Avayu D. |