Resumen de la Parashá
 
El pueblo hebreo sale de Egipto por el camino al Mar Rojo. Moshé lleva los huesos de Iosef. D's los guía de día con una columna de nube y de noche con una columna de fuego. El Faraón persigue al pueblo con carros de guerra. Los hijos de Israel se aterrorizan y reclaman a Moshé "¿Acaso no había sepulturas en Egipto que nos tomaste para morir en el desierto?" El mar se divide gracias a un fuerte viento que puso el mar en seco durante la noche. Moshé y el pueblo de Israel entonan el primer cántico de la Torá. En Mará Moshé da al pueblo leyes y estatutos. Ante los reclamos de los hijos de Israel, D's hace llover Maná. Se establece el descanso sabático. Los israelitas combaten contra los amalequitas. Triunfan, pero "habrá guerra del Eterno contra Amalec a través de las generaciones".
Mensajes para la Vida
 
Shivim panim la Torá... "Como un martillo que golpea una piedra y la rompe en muchos pedazos, y cada uno conserva la esencia de la original con sus propios matices" (Rashi)
Así es la interpretación de la Torá...
 
En esta Parashá vemos que aun después de haber visto las plagas en Egipto, el pueblo sigue dudando de D´s. Se nos relata la apertura del mar Rojo. Y vemos que esto tampoco fue suficiente para que el pueblo tuviera fe. Después de tales milagros, nuestro pueblo tendría que haber seguido fielmente las instrucciones de D's, quien indica el camino a seguir para llegar a la tierra prometida. Pero el pueblo todavía duda y pide cada vez con mas enojo y soberbia, acusando a Moshé de haberlos sacado de Egipto para matarlos en el desierto. Sienten que mejor hubiese sido seguir esclavos en Egipto. Añoran la esclavitud. Sin embargo, D's sigue compadeciéndose del pueblo. Les endulza el agua amarga, les da el mana, les saca agua de la roca.

Es difícil asumir la libertad. La esclavitud a veces parece mas fácil, mas cómoda. Que otros decidan, que otros corran los riesgos. Aceptar sin cuestionar. Depositar nuestras angustias en respuestas seguras y categóricas que nos eviten la necesidad de pensar. Y sin embargo, la Torá nos pide que seamos libres. Que tomemos la vida en nuestras manos, que aceptemos el desafío de preguntar, aunque a veces parezca que no hay respuestas. El judaísmo valora tanto la libertad que tiene una festividad, Pésaj, dedicada especialmente a pensar en ella. La satisfacción de saberse libre es mayor que cualquiera de sus dificultades. D's siempre nos entregara su mana. Tantas veces recibimos milagros de D´s y no sabemos reconocerlos. Tantas veces nos quejamos sin darnos cuenta de las bendiciones que nos presenta la vida.

Otro punto interesante de nuestra Parashá es la victoria sobre Amalec, esta victoria del débil sobre el fuerte, del bien sobre el mal. Recordemos que mientras Moshé sostenía las manos en alto, la victoria era del pueblo judío, y si las bajaba, la victoria era de Amalec. Subamos nuestras manos en señal de apoyo al pueblo judío. Demos un nuevo significado a esa señal de subir nuestros brazos para no darnos por vencidos ante nuestros enemigos, esas manos fuertes, en alto, para engrandecer al pueblo judío y vencer a la descendencia de Amalec en nuestros tiempos.